El inicio musical de Kaleth Miguel Morales, estuvo marcado desde el día de su gestación, Kaleth nació para curar alma y sentimientos a través de sus cantos,  pese a que estudió para curar los males físicos del cuerpo.

Desde niño dijo que iba a ser doctor y esa frase ilusionó a Miguel su padre, que jamás le volvió a preguntar qué iba a ser cuando grande. Cuando los años comenzaron a aumentar su tamaño, su sapiencia y su inteligencia, empezó el mayor conflicto con su yo. Sabía que no podía defraudar los anhelos de su padre, pero igual sabía que no podía frustrar sus deseos de cantar y volar tan alto como él.

El día que hizo su primera canción se la mostró a su mejor amiga y mamá, ella le aconsejó mostrársela también a su papá, para que le diera el visto bueno. Pero ese miedo a que le dijeran que la música  no era  lo suyo, le impedía  mostrar su creación musical.
Al fin de tanto luchar; Nevis logró que el niño le mostrara y le cantara la canción a su papá. Hubo un suspenso de pocos minutos que a Kaleth Miguel le parecieron  eternos.

“ Es una buena canción hijo, quieres que te la grabe?”. No lo podía creer. “Vas a grabar mi canción, te gusta papá?.  “Sí me gusta hijo y es buena”. A partir de ese momento, cuando le cantó al mundo junto al acordeón de Omar Geles,'Novios cruzados', sin proponérselo,  Miguel Morales, le cambio el rumbo al destino de su hijo. Fue  ahí que le dio alas para que siguiera sus pasos, elevándose detrás de su espalda.

Hoy Migue Morales, con  los ojos  llorando recuerdos dice: “Mi pelao me bailó el indio”. Y razón tiene porque ese indio bailó y cantó desde que inició sus estudios en Cartagena, con la complicidad de Rafael Narváez y con la alcahuetería de su mamá. Razón tiene  porque el indio sólo pudo dejar de bailar  ese día infausto  que   se despidió de la vida.

Cartagena marcó su destino
Cartagena fue el escenario prefecto para lanzar su carrera musical, a medida que estudiaba componía. Entre semestre y semestre de medicina, cantaba y cantaba por los pueblos de Bolívar.  Mientras conocía como estaba compuesto el cuerpo humano, le daba vida  a su poesía para curar corazones heridos. Así se hizo famoso fuera de su casa y su carrera musical se agrandó.

Vivo en el Limbo
La historia de esa canción ya todo el mundo la conoce, Rafael Narváez con ese apoyo de siempre,  le dio el empujón que necesitaba para consolidarse como el mejor cantante en su estilo, luego de grabarla  en una discoteca en Barranquilla.
'Vivo en el Limbo' fue  su visa para cruzar las fronteras de Bolívar y desplazarse por toda la Nación, pero ya cuando eso, la carrera
de medicina estaba casi terminada, afortunadamente para el  muchacho.

En el limbo quedó Miguel Morales, aquella noche que fue a tocar  a Cali y los empresarios le dijeron que  a su muchacho la noche anterior le había ido muy bien en su presentación, con lleno total. “A mi hijo, cuál?” Sí a Kaleth le fue  súper bien, además está muy pegado aquí”, le respondió un empresario.

No lo podía creer que Kaleth le estuviese haciendo eso, tanta plata gastada en su carrera y tantos sueños con tener un médico en casa, entonces lleno de furia llamó a su esposa: “Bueno Nevis yo soy un  payaso para ustedes verdad?, estoy pintado en la pared, Kaleth tocando por todos lados y yo no lo sabía”.

“Cálmate mijo, cuando regreses te explicamos todo, además el niño ya terminó la carrera”. Ese fue el contetillo que le dio Nevis. El colgó sin antes advertirle, que la iban a tener los tres cuando regresara, “él por irrespetuoso con su papá y ella por alcahueta”.
Como era un problema de tres como dijo Miguel, Nevis llamó a Kaleth y lo previno de la tempestad que se les venía  encima. Como siempre lo hacía,  de  forma inteligente, el muchacho supo sortear la situación con testigos por delante y todo.

En forma pausada le explicó a su papá todos los pasos que había dado, le dijo que ya estaba pegado, que había tocado hasta en “Aguapanelas” en Bogotá y que no le podía poner freno a esa herencia que sembró en él, cuando lo gestó.

Pero nada que el viejo quedaba convencido, hasta que un día después de pedir una prorroga en la universidad hasta diciembre del 2005, fecha en que Kaleth debía hacer su internado, sólo después de eso, le dijo: “bueno mijo eche pa' lante”.

Siguiendo  el camino
Y claro  que echó pa alante,  con la bendición de su papá.  La vida empezó a sonreírle cada instante más  y más. Lo llamó la Sony para grabar su disco, las fechas de  conciertos eran interminables, las mejores emisoras del país  sin ser de vallenato, colocaban su música, por primera vez un grupo vallenato era el invitado a tocar en  los premios TV y Novelas y en un abrir y cerrar de ojos tuvo  fama  y fortuna.

El mundo era suyo
Sin lugar a dudas kaleth Morales, fue ese muchachito que nunca se conformó con menos de lo que creyó merecer. Siempre  pensó que el mundo entero era suyo, por lo tanto su meta era surcar los cielos de ese mundo. A su mami le decía: “Sabes qué, me voy a ganar un premio Grammy y  te voy a llevar a vivir a Miami” y ella en medio de risas respondía:“no me digas mi niño Grammy”. “Mami no te burles que eso es cierto, vas a ver”. Pero la veloz carrera contra el tiempo le arrebató esa dicha de las manos.

Ya con conjunto musical funcionando viento en popa, el mayor de los Morales, conociendo del talento de su hermano menor Keyner, que incursionaba en la música haciendo coros con Silvestre Dangond, le aumentó la tarifa de su sueldo y se lo  trajo con él. “Keyner era la válvula creativa del conjunto de Kaleth” dice su padre.

“Bueno las cosas Van marchando por buen camino, mi estilo gusta, mi música pega, ahora falta dar el salto grande hasta el otro lado del charco”. Eso pensaba Kaleth pocos días antes de morir. Tenía una nueva meta en su carrera y para eso ahorraba. Deseaba que su nueva producción fuese dirigida por 'Kike' Santander, para eso lo contactó y le habló de sus planes. Ese otro sueño también se quedó colgado  en el camino.

Definitivamente el tiempo fue demasiado corto, para todo lo que Kaleth Morales tenía por hacer en su existir. Y aunque  la vida no le alcanzó para esos importantes logros que estaban por venir; sus escasos 21 años fueron suficientes para estudiar una carrera profesional, iniciarse y pegar en la música, amar con intensidad, tener dos hijos, componer más de 70 canciones, y elevarse tan alto hasta alcanzar la fama y la inmortalidad.

 

 




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