A pesar de que la relación entre Kaleth y Kanner era muy buena, el segundo de los Morales Troya compartía más tiempo con su hermana menor, se contaban todo, por ser la más pequeña siempre ha sido la consentida de la casa. Sin embargo, después de su viaje a Cartagena donde estudiaba medicina, se unieron más los lazos de amistad entre los dos hermanos.

La nostalgia vuelve a aflorar, los sentimientos de alegría y tristeza se confunden, su mirada apacible que denota su timidez, se muestra hoy más expresiva, para recordar el último día que compartieron juntos:”Keiner y Kaleth habían llegado a Cartagena procedentes de  Bogotá con rumbo a Montería, llegaron a visitarme y a llevarse el carro que me lo habían dejado. Fuimos a un taller a comprar algunas cosas para el vehículo cuando a Keiner se le ocurrió visitar la tienda de al frente y comprar ocho tarros de espuma, de esas que utilizan en temporada de fiestas, carnavales y ferias. Allí se formó el desorden, jugamos como niños a la guerra de espumas y en pocos minutos terminamos blancos, irreconocibles. Nos reímos mucho, disfrutamos el momento, Keiner y yo, sentimos como si mi hermano se estuviera despidiendo de nosotros. Recuerdo que al partir, solo atiné a decirle: No vayas a correr ‘manito’.

Cuando volví a saber de ellos fue para conocer la triste noticia de su accidente y su fatal consecuencia, el inminente viaje de Kaleth, del que nunca más regresaría”.

Después de su partida, la respon-sabilidad es mucho mayor admite Kanner, quien siente que el legado más grande que le dejó su hermano fueron sus hijos, que ahora son suyos, dice. Algo curioso le pasó con la música, porque asegura que no era muy buen cantante, pero siente que cuando Kaleth se fue, su amor por la música creció:”Fue algo extraño confiesa, porque sentí como si  al morir, él, me hubiese dicho: Bueno manito ahí te dejo mi voz, tómala, úsala y conviértete en el mejor. Algo raro ocurrió en mi, todavía no logro explicar lo que sentí en ese momento, pero esa experiencia me ayudó a tomar la decisión y fue cuando le dije a mi papá que quería cantar profesio-nalmente”.

“Quedó marcado en mi corazón”: Eva Sandrith

Su figura menuda hace pensar que Eva Sandrith Morales Troya, es una niña frágil, sin embargo ha asumido con tranquilidad la fama de su papá, la de Kaleth y la de sus hermanos. Así también ha asumido con la fortaleza de un adulto, la muerte de su hermano Kaleth, a quien recuerda  como su gran  amigo.

A sus trece años, es la consentida de la familia,  siempre lo fue, es la única mujer entre tres hermanos varones, que además de ser complacientes son súper celosos. Con su sonrisa tímida  confiesa que son buenos hermanos, salen juntos a pasear, comparten muchos momentos y le están enseñando a tocar la guitarra.

Kaleth fue para Eva Sandrith su gran apoyo, en los momentos difíciles siempre tenía un consejo, en sus ratos de tristeza siempre afloraban los chistes, la motivaba mucho a ser alegre, por eso lo que más recuerda es su risa:”Quedó marcada en mi corazón y en mi mente”.

Sobre la relación entre hermanos, Eva admite que al igual que Kanner, alguna vez sintió celos del amor que se expresaban vehementemente Kaleth y su mamá:”Lo que había entre ellos era muy fuerte, era algo muy especial,”, tal vez esa situación la hizo recordar, que alguna vez vio llorar a su hermano solo por un regaño de su mamá:”Es que él  la adoraba y cualquier cosita  que le dijera mi mamá, a el le dolía, ese día lo regañó muy fuerte y él lloró mucho”.

La adolescente comienza  una nueva etapa de su vida , su hermano adorado ya no está con ella, en este momento le hace mucha falta, es la época de sus primeros amiguitos, sus primeros bailes, su primer amor, aunque tímidamente, pero con una pícara sonrisa insiste en que no se ha enamorado, siempre lleva en su mente los consejos de Kaleth:”Cuídate de los muchachos que son muy maldadosos, si alguno te quieren molestar no te dejes, dales duro, recuerda que lo más importante es el estudio”,le decía.
Eva Sandrith es amante del regatón, el vallenato le parece muy común, sin embargo sabe que no se puede abstraer de la música de 'Francisco el Hombre', al fin y al cabo su familia está dedicada a este folclor. Por eso afirma entusiasmada, que sí tiene canción vallenata, favorita y que es una composición de su hermano:”Ella es mi todo”, porque  para ella, el fue y sigue siendo  su todo.

Los tres hermanos destacaron los amores de Kaleth Morales: su mamá, su familia, sus hijos y la música. Todos quieren hablar ahora para contarme, que se asustó mucho cuando iba a ser padre:”Claro es que solo tenía dieciséis años” dice Kanner, a pesar del susto, se puso feliz y les gritaba  orgulloso:”Manitos van a ser tíos”, y nosotros no lo podíamos creer:”Déjate de locura manito” y él insistía con la felicidad que le brotaba por los poros “Es cierto manitos los voy a hacer tíos”.

La relación de los hermanos Morales Troya con sus sobrinos es maravillosa.  Kanner dice con el mismo orgullo que sintió Kaleth que Katrinalieth y Samuel Miguel son sus hijos, mientras Keiner y Eva Sandrith disfrutan jugando con ellos y mimándolos mucho.

Después de un año de ausencia, sus vidas cambiaron para siempre, ahora son conscientes que deben continuar el camino sin su hermano del alma. Kanner y Keiner tienen claro que su  presente y su futuro están en la música y se proponen cumplirle la promesa a Kaleth: ”Permanecer siempre juntos”. Eva por su parte, también está dispuesta a hacerle realidad el sueño a su hermano, a su todo,”Verla convertida en una profesional”, por eso a pesar de que aún cursa noveno grado, asegura que quiere ser abogada y estudia con empeño para lograr su meta.

Kanner, Keiner  y Eva Sandrith están seguros que donde quiera que esté, Kaleth los está protegiendo, les está señalando el camino para que los tropiezos en la vida sean menos dolorosos, así lo sienten en sus corazones, así como sienten  todos los días, su presencia  su risa y su algarabía por todos los rincones de la casa.