“Los que son amigos de mis hijos, son mis hijos también”. Con esta frase pronunciada en medio del dolor que lo embargaba frente al féretro de su hijo Kalet, Miguel Morales, le decía  Miguel a “Migue” Mendoza, que nunca se apartara de su familia y que la amistad perdurara por siempre para mantener vivo el recuerdo de su hijo.

'Migue' Mendoza hacía parte del grupo de amigos de infancia y de colegio más cercanos a Kalet. Al lado de Samuel Ramírez, Leonardo Gómez, Hernando Vélez y José Jorge Mora, compartieron momentos inolvidables en El Carmelo, el colegio donde Kalet cursó todo el bachillerato.

Después de un año de la partida de Kalet Morales, cuenta este joven, estudiante de noveno semestre de Ingeniería Industrial, que aún recuerda aquel 24 de agosto cuando recibió la trágica noticia. “enseguida me fui para Cartagena con Juanca Ricardo, el acordeonero y comencé a recordar la última vez que lo había visto diez días atrás. Era como si nos estuviéramos despidiendo. El acababa de llegar de Montería, me llamó por teléfono y me dijo que me fuera para su casa, y que iba para un concierto en Codazzi. Llegué como a las tres de la tarde y el se encontraba sólo. Salió en toalla y en su cuarto, mientras se alistaba, comenzamos a hablar de todo: de los amigos, del colegio, de las mujeres”.

Ese día, relata 'Migue', que Kalet estaba afligido por un absceso que le había salido en la cara y decía que se le iba a notar en su presentación. “el sufría de acné y parece que se le había infectado una espinilla. Le dije que no se preocupara, que eso no era nada y nos fuimos para Codazzi. Allá se presentó en el estadio y el lleno fue total. Siempre en los conciertos yo me paraba en el público frente a Kalet y me cruzaba de brazos para concentrarme en sus presentaciones. Y me acuerdo que esa noche me saludó en una canción que se llama “La Pelusa” y me dijo: “ve Migue Mendoza anda a sentate”.

El testimonio de los amigos del artista que impuso un estilo original al vallenato moderno ganándose el remoquete del “Rey de la Nueva Ola”, habla por sí solo. Las anécdotas que cuentan dan fe de que sin duda para Kalet Morales, sus amigos eran algo sagrado.  

“siempre fue celoso con sus amigos. Nos quería como hermanos. Nosotros salimos del colegio en el 99, nos fuimos para la universidad y la amistad perduró, siguió intacta. Cuando nos encontrábamos compartíamos al máximo”.  Cuanta Migue, quien a la vez trae a su mente otra de las facetas de Kalet: su temperamento fuerte. “El era chevere y recochero, pero cuando se la montábamos cogía rabia. En el 96 cuando grabó con el papá tuvimos un encontrón feo en la hora del recreo, porque le decíamos que el había cantado feo y se emberracó. Ya después todo pasó y volvió a la normalidad”.

 La historia de “De Millón a Cero”
Cuando empieza la canción “De Millón a Cero”, hay un saludo en el que Kalet dice: “Oye Migue Mendoza tu conoces esta historia”.

La historia nació unos meses antes de la muerte de Kalet, cuando éste se encontraba en Barraquilla, como siempre en compañía de sus amigos vallenatos. Allí se enamoró de una jovencita que trabajaba en la radio y empezó a molestarla. Relata Migue Mendoza que esa vez le dijo entre chanzas, “tu no te ves tan feo pá entromparte a esa mona” y luego se fueron para el Rodadero, en Santa Marta. Estando allá Kalet me llamó a la habitación y luego llegó con su guitarra que empezó a tocar. De repente se puso de pie y nos dijo a todos que lo abrazáramos. Después me llamó aparte y me pidió que lo abrazara mientras me decía al oído que se había cuadrado con la chica de Barranquilla, que ella lo había aceptado telefónicamente. En ese instante comenzó a cantar “De Millón a Cero” y me dijo que cuando grabara ese disco, me iba saludar de esa forma como lo hizo.

Con los ojos llorosos y tratando de recordar cada momento grato de aquel amigo que se fue, dice que “la promesa de ese saludó si alcanzó a cumplirla, pero me quedó debiendo la celebración de mi cumpleaños, que es el 17 de septiembre, para ese día Kalet tenía un gran concierto en Cartagena y me había dicho que tenía que estar allí y que si no me iba con él, de donde estuviera tenía que llegar allá, porque el me iba a celebrar el cumpleaños”.Con un gesto de tristeza en el rostro Migue exclama: “lastima que no fue así”.

 




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