Cada vez que Nevis tenía que separarse de su hijo kaleth, sentía tanto dolor en su corazón, que  no alcanzaba a entender el por qué,  si él sólo se iba para volver de nuevo.

En cada partida de su muchachito se iba un pedazo de ella, y sólo se marchaba a Cartagena, donde cursaba sus estudios. Después  cuando terminó la carrera y retornó a casa, empezó otro  nuevo martirio cada vez que le tocaba viajar  a una presentación. En fin, para Nevis lo mismo que para Kaleth, separarse era lo peor que les podía pasar a los dos.

El viernes 20 de agosto cuando kalet debía viajar a Bogotá, Nevis decidió ir a Cartagena para visitar a Kanner el segundo de sus hijos, que cursaba su tercer semestre de medicina. Era justo y necesario que el otro  chico también sintiera la compañía de su madre, además todo era pura complicidad entre madre e hijo, puesto que ella bien sabía que el regresó de Kaleth era el domingo por Cartagena y allí se reencontrarían de nuevo.

A pesar de saber eso, el problema  fue el  de siempre, quién se va primero, quién despide a quién. Al final  hicieron un arreglo amistoso, el 'niño de sus ojos'  la llevaba al terminal de transporte a  las dos de la tarde y a las tres él tomaba su vuelo Para Bogotá.
Nevis en  ese momento nunca supo porqué ese día le dolió tanto,  pero tanto, dejar a Kaleth. Eso lo viene a entender apenas ahora, un año después,  desenterrando recuerdos. Hasta  hoy logró entender, que ese día fue el preámbulo de la última despedida entre ella  y  su hijo.

Llegó el domingo y en Cartagena, a orillas del mar, Nevis Junto a una comitiva de  compañeros de universidad de Kaleth, esperaba la hora de irse  al aeropuerto a recibirlo, después de ese gran triunfo en el concierto de 'La Mega' en Bogotá. Un vuelo programado para las cinco de la tarde se fue sin él, el culpable fue Keiner el menor de los hermanos,  que andaba de tiendas comprándole ropa a  Eva Sandrith la única nena de la casa.

Un poco molesto Kaleth llamó a darle quejas a la mamá, luego lograron un cupo en el vuelo siguiente y casi a las diez de la  noche volvió a darle otro abrazo a su mamá que ya le estaba haciendo falta.

Antes de irse a dormir le dijo: “mami prepárate que mañana nos vamos para Montería”, el motivo de ese viaje para muchos, fue hacer algunas vueltas de los  documentos de un vehículo; pero Nevis sabe  que a  Kaleth sólo lo  llevó allí su corazón querendón. Se había enamorado en la sabana de una chica y Keiner,  el menor de los Morales, que lo secundaba en todo, también estaba enamorado  de la hermana  de la chica. Total dos para dos.

Si bien, Nevis Troya se moría por irse con sus muchachitos, más que todo para estar tranquila,  'Migue' su marido, reclamaba su presencia en casa.  A ella le tocó decidirse por el regreso, para no disgustar a su marido.

Nuevamente con el alma partida  se despidió de su Kaleth, sin saber que esa despedida sería por siempre. Se dieron el último abrazo, muchos besos y cada quién partió en busca de su destino. Ella  a casa, con la promesa del reencuentro al día siguiente y ellos  dos, a cazar mariposas en la tierra del porro.

El lunes 23 de agosto, Nevis se levantó con un desasosiego  en su corazón. Quería atrapar el tiempo en una mano, la casa se le hacía  pequeña, le dolía algo adentro y no sabía que era, deseaba llorar  y no encontraba el llanto.

Para matar tiempo se puso a botar cosas viejas en casa, tiraba todo  lo que encontraba y Miguel su marido, para  tomarle el pelo,  tiró en medio de la basura el ombligo de Kaleth que Nevis guardaba en una cajita con talco para que nada lo dañara. Eso le sacó 'la piedra', se  levantó y se fue al 'Vivero' a comprar una tarjeta para llamar a los pelaos; además tenía rabia, “era el colmo, como estaban felices mujereando, ni se acordaban que tenían mamá” pensaba Nevis.

Cuando iba llegando al supermercado, era  tanto su malestar del alma, que no vio a una señora y casi se la lleva por delante. El incidente le causó aún más molestia y se devolvió a casa, preguntando si alguien había hablado con sus muchachos.

Su marido quiso calmarla diciéndole, que Keiner le había llamado y que ya  venían de regreso. Pero ni eso la tranquilizó, al contrarió esa noticia del regreso puso su corazón a millón. Tres horas  después, cuando escuchó el grito de su marido que decía “a Mis hijos no”, mientras respondía una llamada celular,  entendió eso  que su corazón presentía, e inmediatamente ese corazón de mamá que nunca miente, le dijo que Kaleth no regresaría vivo a casa.

 




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